Tecnología en las aulas
¿Una herramienta más o una necesidad imperiosa en los centros de educación?
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Septiembre entra en nuestras vidas cual elefante en una cacharrería. Un mes que se caracteriza históricamente por suponer un jarro de agua fría para la mayoría de los mortales, que acunan melancólicos los recuerdos de un verano plagado de playas, paellas y tumbonas mientras el flexo de la oficina o la furgoneta de reparto se convierten en desagradables compañeros de viaje. Pero también ha sido desde que el mundo es mundo el mes de la tan temida/deseada vuelta al cole. Deseada por un porcentaje ingente de padres que se aferran a ella a modo de salvavidas, temida por algún que otro escolar que ve como sus tardes de piscina se desvanecen.
La educación es un ente vivo, dinámico, que se va moldeando con el paso del tiempo, acompasado al cambio social y con valores que varían conforme lo hace la percepción de lo que nos rodea. Una educación cuyo último fin es el pragmatismo y la forja de una personalidad, pero que en ocasiones se convierte en un torrente de datos que han de ser memorizados, deglutidos y posteriormente vomitados en un examen que sirve de evaluación para todo lo realizado en un curso y que plantea serias dudas en lo que a utilidad se refiere. La implicación de los jóvenes y el ansia de conocimiento a esas edades tan tempranas no suele ser denominador común, y ante ello urge un cambio de perspectiva. Asignaturas de carácter más práctico, aulas con menos alumnos por profesor, trabajo en equipo para desarrollar cualidades de liderazgo, compromiso y responsabilidad. Pero eso requiere en ocasiones una inversión que muchos centros no están capacitados para albergar.
Regla, escuadra, cartabón, pinturas, suba al encerado, manchas de tiza en forma de dilemas algebraicos, dictados, especial esmero en la caligrafía y cantar a grito pelao las tablas de multiplicar. Parecen retazos de otros tiempos, pero siguen aferrados a la realidad cotidiana en las aulas. La tecnología, poco a poco, intenta abrirse paso como una herramienta necesaria de cara a apuntalar la labor didáctica de los profesores. Pero su instauración es lenta, en parte por la falta de medios económicos, pero también por el miedo que puede provocar su uso inapropiado y por cierta reticencia de algunos educadores...más chapados a la antigua, que en muchas ocasiones no tienen capacidad de manejar estas nuevas herramientas y las acaban descartando.
Internet supuso la mayor revolución en el campo de la educación de toda la historia. Y sí, también nos ha dado portales como El rincón del vago, que a más de un amante del procrastinar nos ha sacado de algún que otro apuro.Tener cualquier tipo de conocimiento a golpe de clic ha facilitado mucho las cosas, pero surge un nuevo enemigo: la sobreinformación. Nos encontramos sometidos a una exposición informativa permanente, que en ocasiones sirve para obtener diferentes puntos de vista y contrastar, pero en otras atenta directamente contra el sacrificio, el tesón y además acaba paradójicamente por simplificar el mensaje y convertirnos a todos en lectores de titulares, sin ahondar en esta información ilimitada que brota a borbotones en nuestras pantallas. Además, el dotar de ciertos dispositivos tecnológicos a los críos exige a la fuerza un seguimiento por parte de sus educadores que no siempre se realiza, lo que genera que puedan pasar horas y horas enganchados a redes sociales y tengan acceso a contenidos no apropiados para su edad. Es condición sine qua non por tanto que los profesores y padres tengan un rol activo a la hora de supervisar y controlar las incursiones de los más jóvenes en este apasionante mundo.
Una cosa está clara. Bien usada, la tecnología es un elemento indispensable a la hora de promover la educación activa de un escolar, y para ello, lo fundamental es que las aulas cuenten con una conectividad a Internet más que decente y varios dispositivos al alcance de todos los alumnos. Y parece que en nuestro país se está remando en la buena dirección.
Marchando una de cifras
Según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, el porcentaje de aulas con conexión a Internet se sitúa en estas fechas en el 94,6%. Una cifra muy alta si lo comparamos con la realidad escolar de hace una década, sin ir más lejos.
Los colegios españoles tienen un ordenador por cada tres alumnos y el 94,6% de sus aulas con conexión a Internet. Las CC.AA. con más ordenadores por alumno son Extremadura y País Vasco. Ambas ofertan un ordenador por cada 1,6 alumnos. En la otra punta del espectro, Murcia, donde hay un ordenador por cada 4,6 alumnos, y cerrando la lista la Comunidad de Madrid, con un ordenador por cada cinco escolares.
Con respecto a las distinciones entre la pública y la privada, también hay variaciones sustanciales. En los centros públicos, la media es de 2,8 alumnos por ordenador, mientras que en la educación privada, esta cifra sube hasta 3,6.
También encontramos ciertas diferencias en función de la cantidad de habitantes que pueblan los mismos. En lugares donde hay censados menos de mil habitantes, encontramos que hay un ordenador por cada 1,5 alumnos. Pero si nos vamos a ciudades con más de 500.000 habitantes, la cifra aumenta ostensiblemente: un dispositivo por cada 3,8 escolares.
Con respecto a la conectividad a Internet, los datos muestran que un 94,6% de las aulas dispone de acceso a Internet. Aún así, también hay diferentes porcentajes en función de la región. Ceuta (99,2%), La Rioja (98,9%) y Región de Murcia (98,5%) son las orgullosas integrantes de este podio. De farolillo rojo nos topamos a Canarias (89,1%) y Aragón (88,3%). Con respecto a la calidad de esa conexión, nuevos avances. El dato, por comparativa, es demoledor. En el curso lectivo 2012-2013, solo un 7.7% de las aulas de nuestro país tenían acceso a un bando de ancha de 20 megas. En el curso académico 2016-2017 el porcentaje subió hasta el 55,4%.
Nota* País Vasco y Comunidad Valenciana no han facilitado sus datos
En cuanto a la naturaleza de estos dispositivos, los portátiles son prácticamente la mitad de los equipos disponibles (un 48,5%). Las tablets han experimentado también un salto importante, pasando de un 1,6% en 2013 hasta el 7,5% que tenemos en la actualidad. Los portátiles, por su parte, suponen el 41% del total. Y la torre de sobremesa toda la vida se mantiene aún en la cresta de la ola con un 51,5%. El mayor porcentaje de dispositivos móviles lo encontramos en Castilla-La Mancha, con un 70,6%%, mientras que la tasa más baja aflora en Murcia, con solo un 17,2% del total.
Otros dispositivos
Además de los ya mencionados, existen otros dispositivos tecnológicos que pueden ayudar a la labor del docente. Nos fijamos en este caso en los Sistemas Digitales Interactivos (SDI), donde tienen cabida diferentes cachivaches, como las Pizarras Digitales Interactivas, las mesas multi-touch, diferentes paneles interactivos e incluso televisiones interactivas. Estos elementos (o alguno de ellos) están presentes en el 66,5% de los centros. Y también, como es lógico, están más presentes en la educación Primaria de los centros públicos, con un 70%. La Educación Secundaria y FP se quedan en un 55,7%.
Y por supuesto, no podemos olvidarnos de los teléfonos móviles. El quebradero de cabeza de muchos padres y maestros tiene también una labor de lo más didáctica, y se permite su uso para fines educativos en el 34,5% de centros de ESO, un 41,5% en Bachillerato, un 30,2% en FP, un 41% en Grado Medio y en Grado Superior un 45,5%. Unos datos que pudieran verse afectados si finalmente se decide erradicar el uso de estos dispositivos de las aulas, un debate muy acalorado que está en boca de todos desde que Francia decidiera dar el paso.
También conviene tener en cuenta el número de Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA). ¿Qué se esconde tras este simpático acrónimo que nos recuerda a la robot por la que Wall-E pierde las tuercas? Son espacios que posibilitan la interacción didáctica. Allí, el alumnado realiza ejercicios, interactúa con el profesorado o lleva a cabo trabajo en equipo. Pues bien, y a través de los cuáles el alumnado puede desarrollar acciones propias del proceso de aprendizaje como, entre otras, la realización de ejercicios, la interacción con el profesorado o el trabajo en equipo. Pues bien, el 40,1% de los centros educativos dispone de al menos un EVA.
El futuro pasa por el presente
Si hacemos visera con la mano y entornamos los ojos con la intención de vislumbrar qué nos aguarda en el futuro, conviene mirar al presente para ver cuáles son las principales novedades tecnológicas que poseen el objetivo de derribar viejas formas de estudio y conseguir un nivel más alto de pragmatismo y aceptación.
Y para empezar este viaje, conviene primero hacer una parada en un sistema educativo que está causando furor: STEM(Acrónimo de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Son los cuatro pilares en los que se apoya, y su objetivo es la enseñanza y el aprendizaje de estas materias desde una nueva perspectiva y de forma integrada, evitando la perspectiva compartimentada tradicional. El enfoque es siempre de cara a su posterior aplicación práctica y enfocada siempre a la resolución de problemas de índole tecnológica mediante el trabajo en equipo. Y para ello, por supuesto, se requieren múltiples dispositivos tecnológicos para llevarla a cabo. Dentro de este sistema, para que os hagáis a la idea, está incluida la disciplina de robótica educativa, donde el uso de estos robots tiene como objeto potenciar habilidades y competencias en el alumno.
Dentro de estas nuevas tendencias donde la tecnología tiene mucho que ver nos topamos a la fuerza con la gamificación. Lo de aprender jugando es algo que ya tenemos totalmente interiorizado. Lo de hacerlo mediante mecánicas y dinámicas de juego en lugares habitualmente alejados de lo lúdico para fomentar la atención y la creatividad de los estudiantes ya es algo más reciente. Y lo de apoyarse en videojuegos interactivos como una versión educativa de Minecraft, más reciente aún.
También se comienzan a hacer pinitos en lo relativo a la realidad virtual y aumentada como instrumento más que interesante a nivel educativo. Estas experiencias de carácter inmersivo fascinan al alumno y suponen una herramienta potentísima para los docentes. Los precios de este tipo de dispositivos y su uso de un solo alumno son quizá los mayores hándicaps a la hora de instaurarlo definitivamente en muchas aulas, aunque presuponemos que se trata de una mera cuestión de paciencia. Juegos virtuales para reforzar el aprendizaje, personajes históricos que surgen como hologramas sobre el libro de texto para contarnos una historia. ¿A quién le vas a hacer más caso cuando toque aprender sobre la Revolución Francesa, a tu profesor o a una figurita entrañable del mismísimo Montesquieu que te muestre todo con pelos y señales? Todos tenemos clara la respuesta.
No conviene además dejar de lado cuestiones como los cursos online, que no dejan de ser una demostración palpable de que las nuevas tecnologías lo cambian todo, o aspectos como que tu profesor tenga su propio canal en Youtube donde podrá colgar sus clases, ampliar conceptos para los más indecisos y ganar followers y suscriptores sin parar. Aunque muchos de ellos, nos tememos, lo hagan por obligación y sigan prefiriendo al Rubius. Ley de vida. Os mostramos como ejemplo Unicoos, un portal de educación dirigido por David Calle que está entre los más visitados de nuestro país.
Y por último, hacer una mención especial a determinadas apps que pueden suponer un interesantísimo apoyo. Y aquí conviene recordar el proyecto appCRUE, que consiste en la creación de una plataforma móvil disponible para todas las universidades, orientadas a estudiantes, personal docente y de administración. El Banco Santander es el socio tecnológico de este proyecto, y ofrece ayuda para su desarrollo. Un proyecto global con los mimbres bien forjados.
Pero existen también aplicaciones destinadas a favorecer exclusivamente la labor de los docentes. iDoceo es una de ellas, sirve para tener centralizada toda la información relevante de clase y compartirla en una especie de tablón de anuncios virtual. Otras como Attendance ayudan al profesor a pasar lista de manera mucho más sencilla. Nearpod te ayudará con presentaciones muy vistosas para que las clases sean más entretenidas. Y Class convierte el smartphone de alumnos en un aliado, y no en el habitual enemigo.