No hay que temer a los datos
Tus datos en Internet, en buenas manos, facilitan mucho tu día a día.
¡Un pasito más y lo tienes!
Tan solo déjanos aquí tu correo electrónico y comenzará la descarga del archivo. ¡Así de fácil!
Vivimos tiempos convulsos en Internet. El miedo razonable que pueden sentir los usuarios en la red responde en parte a la desinformación sobre sus derechos, pero también es debido al mal uso que algunas páginas puedan llegar a hacer de sus datos, así como los posibles ataques de hackers y la consecuente falta de seguridad.
En los últimos años dos han sido los casos que han elevado el nerviosismo en la opinión pública, debido fundamentalmente a su envergadura. En 2016 Uber reconoció que se produjo la filtración de información de cerca de 57 millones de clientes de la plataforma, lo que supuso un descomunal desajuste. Personas ajenas a la empresa accedieron indebidamente a los datos de los usuarios almacenados en la nube. La empresa lo hizo público tiempo después, apelando a la honestidad y pretendiendo aprender de sus errores.
Facebook está de capa caída
Ahora Facebook vive su peor momento, con unas pérdidas de capitalización estimadas en miles de millones de dólares, después del escándalo de la consultora Cambridge Analytica, que robó información de 270.000 personas mediante una encuesta en la red supuestamente con fines académicos para después obtener los perfiles de personalidad de más de 50 millones de personas. El uso de esta información privilegiada sirvió para enviar información favorable a los sujetos más sensibles para enfocar la campaña de Donald Trump y conseguir hacerle morador de la Casa Blanca, por improbable que pareciera su elección días antes de que se produjera, o apoyar la causa del Brexit en las urnas.
Muchos usuarios de la plataforma ideada por Mark Zuckerberg se han sentido amenazados tras esclarecerse el suceso. Así, muchos han comenzado una campaña que bajo el hashtag #deletefacebook propone precisamente eso, borrar los perfiles en pos de mostrar desacuerdo con lo sucedido. El golpetazo en bolsa que deriva de esta iniciativa está siendo salvaje en contra de los intereses de Facebook y las acciones han experimentado dolorosas caídas. Técnicamente, Facebook es culpable pese a no haber hecho mal las cosas. No fue la red social la que vendía los datos, ni tampoco los había robado previamente, ya que esa información fue cedida por los usuarios de forma voluntaria. Zuckerberg pretende arrojar luz al entuerto y está dispuesto a personarse en el Congreso estadounidense para comparecer.
El miedo por la privacidad crece en los usuarios
Visto el percal, parece que todos somos susceptibles de padecer en nuestras propias carnes este tipo de abusos, y que no tenemos gran posibilidad de cambiar las cosas, pero no es cierto. Es más, este tipo de desafortunados sucesos influyen positivamente para que este tipo de problemas no se vuelvan a producir en el futuro. La protección de datos se ha convertido en una prioridad esencial a nivel internacional para que los usuarios se sientan amparados y protegidos en todo momento. Con tal fin, a finales de mayo entrará en vigor el denominado Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que sustituirá en vigencia a la actual Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), con una intención fundamental, otorgar de una vez las herramientas necesarias a los usuarios para preservar, controlar y gestionar sus datos personales en manos de las empresas. El objetivo es, en todo caso, ponerse del lado del usuario o cliente para protegerle de posibles abusos, y convertir en transparente la información al respecto de las empresas, que en ocasiones ha destacado hasta la fecha por ser bastante opaca y amiga del oscurantismo. En esta tendencia de ysi… ya te contamos en su momento y de forma pormenorizada todos los recovecos que debes saber sobre el nuevo reglamento.
Básicamente, el RGPD cambia de forma bastante susceptible las condiciones de servicio entre el usuario y la empresa. Las novedades afectan a las condiciones de uso, así como a la política de privacidad y la política de cookies. Las empresas informarán de modo más claro sobre tus datos personales que hayan recopilado, otorgan un mayor control sobre los anuncios que ves, aportan transparencia sobre los datos que se comparten con los anunciantes y un largo etcétera que sirve para legislar sobre cuestiones que antes nadaban en la incertidumbre. No más ambages.
Más herramientas para el usuario
No es la única herramienta con la que contamos como usuarios para fortalecer nuestros derechos online. Otra, y no menos importante, es el sentido común, y por regla general se nos antoja buen consejero. Para proteger tus datos personales en la web, debes tener en cuenta una serie de consideraciones o buenas prácticas para enfatizar en la seguridad. Navegar por sitios seguros, que incluyan el protocolo https://, usar la navegación incógnita, borrar el historial y las cookies de cuando en vez, utilizar contraseñas diferentes para cada cuenta y utilizar un variado catálogo alfanumérico, que incluya mayúsculas y minúsculas, y especial cuidado con lo que se comparte en servicios de mensajería (Whatsapp y similares). Igualmente necesario se antoja leer la letra pequeña cuando descargamos cualquier tipo de aplicación o entramos en una web para saber bien a qué nos exponemos.
En redes sociales conviene estar especialmente atento a los ajustes de privacidad, que podrás modificar en la configuración de perfil, así como la información compartida. Especial ojo con ofrecer datos bancarios o información comprometedora, ni tan siquiera mediante conversaciones privadas. Vigila que tus contactos sean de calidad, elimina o no aceptes a todo aquel que te huela un poco a chamusquina y ten especial ojo con el uso que hacen los niños en Internet, instalando un control parental si fuera necesario. Actualizar el antivirus o utilizar preferentemente redes privadas pueden ayudarte a mantener a salvo tu intimidad.
Desde esta ventana de la Agencia Nacional de Protección de Datos facilitan a los ciudadanos tutoriales y diversos datos de cara a proteger sus datos en Internet, a la hora de configurar la privacidad en sistemas operativos y las redes sociales más utilizadas, y puede resultar muy útil de cara a alcanzar este grado de protección extra, que nunca está de más.
Así las cosas, no es tan descabellado pensar que la solución más fácil es borrarte de todas las redes sociales, o negarte en rotundo a ofrecer ningún dato de carácter personal a las diferentes empresas que pueblan Internet. Pero esa no es la solución, y te vamos a explicar por qué. La gran mayoría de las empresas manejan un importante abanico de datos de sus usuarios, pero también la gran mayoría hacen un uso correcto, legal y saneado de estos datos, lo que resulta muy útil para el usuario. Y de no ser así, el RGPD les pondrá en su sitio, con duras sanciones económicas para los que incumplan cualquiera de sus preceptos.
Cuando el uso de determinados datos se lleva a cabo de forma correcta, se trata de una situación más que favorable para el usuario, que puede valerse del conocimiento que la empresa posee sobre él para sacar beneficio de la situación. Os ofrecemos varios ejemplos concretos. Tienes un dispositivo de los denominados wearable, un gadget para medir tu rendimiento cuando estás haciendo deporte, como un smartwatch. Ese reloj recopila una valiosa información sobre tus rutinas, tus horas de sueño, tu frecuencia cardiaca...pero la recepción de estos datos está plenamente justificada en tanto en cuanto sirve al dispositivo para ofrecerte patrones de entrenamiento, aconsejarte sobre incrementar tus horas de descanso o ayudarte con una dieta más acorde a tus necesidades en función de tu gasto calórico, tu ingesta diaria y lo saludable de tus comidas.
Empresas que proponen ayudarte con el ahorro mensual, también se valen de una serie de datos importantes, dentro del control desglosado de gastos e ingresos de un particular, con datos sensibles como la clave para acceder a nuestro número de cuenta. Pero este tipo de APPs realizan este tipo de movimientos en Modo lectura, sin capacidad de modificar absolutamente nada, y disociando la información en dos partes perfectamente separadas: los datos personales del usuario por un lado y los movimientos dentro de su cuenta por otro. Comunicaciones cifradas, auditorías periódicas y certificados de seguridad para que no haya ningún tipo de problema.
Si queremos que Google Maps sea funcional necesitamos otorgarle una serie de datos sobre nuestra ubicación y nuestras rutinas. Nosotros, sin ir más lejos, y sin querer tirarnos flores de forma gratuita, somos otro buen ejemplo de ello. En ysi… recopilamos diversa información sobre los gustos e intereses de los usuarios, así como algunos datos de naturaleza más personal, para que luego nuestro algoritmo recomendador sea mucho más certero en sus recomendaciones. Si sabemos que te gusta el fútbol y las series, por poner un ejemplo, el algoritmo lo tendrá en cuenta para ofrecerte paquetes televisivos que puedan cumplir tus expectativas. Absolutamente todos los datos que pueden ser requeridos tienen una funcionalidad práctica. Y la mayor garantía de transparencia y cumplimiento del reglamento vigente (y del que está por llegar en mayo).
El Internet de las cosas en el horizonte
Youtube memoriza tus gustos para ofrecerte recomendaciones, Spotify hace lo propio, aplicaciones futboleras te cuentan antes que nadie la alineación de tu equipo favorito. Y luego está el Internet de las Cosas, que está aún aterrizando aún pero su explosión definitiva tendrá lugar cuando el 5G esté plenamente instaurado. Y con este Internet de las Cosas, electrodomésticos de toda la vida estarán conectados a Internet, y un frigorífico podrá hacerte la compra cuando vea que te faltan yogures. Y ese avance, evidentemente, se consigue gracias a la recopilación de datos sobre costumbres culinario-gastronómicas, gastos en el hogar y otra serie de circunstancias a tener en cuenta.
Al usar de un modo correcto los datos de un usuario, una empresa puede realizar su labor con mayor eficiencia y favorecer los intereses de éste, también a la hora de proporcionarle información para guiarle en compras y adquisiciones. La publicidad que nos llega vía correo electrónico es un buen ejemplo. Cuanto más sepa sobre ti la empresa que realiza ese envío, los anuncios serán de mayor interés, ya que se aproximarán bastante a ofertas de cosas que te gustan o te pueden interesar, y también, por supuesto, menor será el flujo de publicidad que tú consideres irrelevante. Que no es lo mismo que te manden información sobre un spa cuando eres hidrofóbico a que te muestren que ya están disponibles en tu talla las zapatillas de basket que llevas tanto tiempo esperando.
Además, como ya hemos reiterado previamente, el usuario coge ahora las riendas de sus datos, y será capaz de modificar el comportamiento de una empresa para con él, llegando a reclamar comportamientos abusivos o fraudulentos si esa empresa resulta no estar a la altura en lo que a tratamiento de datos se refiere. Más poder para el usuario, más sanciones para las empresas que incumplan sus deseos y la certeza de que los infractores se las verán con la ley. Y con todo esto, un positivo añadido, la tranquilidad de que ahora es el usuario el que lleva las riendas sobre sus datos y que puede requerir transparencia, modificación y eliminación de sus datos con todas las garantías.