La era de la obsolescencia programada
¿Es ético que las empresas productoras de tecnología fabriquen sus dispositivos para que aguanten poco más que la fecha en la que expira la garantía?
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Antes las cosas se rompían y se arreglaban. Esta máxima era extrapolable a cualquier fragmento de la vida. Lo mismo para un remiendo en el codo de una americana que para una relación que parece sumirse en la rutina. Pero hace tiempo que la sociedad vive sumida en el consumo más furibundo, donde en ocasiones los repuestos valen mucho más caros que un coche nuevo, la tinta es infinitamente más cara que la impresora y llevar a arreglar ese ordenador que tiene dos años y un día y ya no lo cubre la garantía es una situación desgraciadamente habitual. Es la obsolescencia programada o planificada. Técnicamente, se trata del intento por parte del fabricante de un bien de reducir el ciclo de vida de un producto para que el consumidor se vea obligado a adquirir otro similar.
¿Recordáis el documental Comprar, tirar, comprar emitido hace unos años en TVE? Planteaba de lleno la problemática que genera la obsolescencia, así como el beneficio inherente para los productores.
El escritor Vance Packard en su obra The Waste Makers lleva a cabo una tipología más en profundidad, ya que existen a su vez diferentes tipos de obsolescencia. Obsolescencia de función Se da cuando un producto sustituye a otro por su funcionalidad superior.
Obsolescencia de calidad
Se da cuando el producto se vuelve obsoleto por un mal funcionamiento programado.
Obsolescencia de deseo
Ocurre cuando el producto, aun siendo completamente funcional y no habiendo sustituto mejor, deja de ser deseado por cuestiones de moda o estilo, y se le asignan valores peyorativos que disminuyen su deseo de compra y animan a su sustitución. Así mismo, podemos encontrar tres formas de obsolescencia programada.
Obsolescencia incorporada
La primera de ellas, podría fácilmente ser considerada como un delito, ya que provoca un perjuicio económico a los usuarios que adquieren el producto con expectativas de duración y disponibilidad. Es fuente de controversia y es la forma más tratada en todas las fuentes de información.
Obsolescencia psicológica
Un gran número de electrodomésticos, especialmente los pequeños aparatos, no duran tanto como en el pasado. Los fabricantes promueven nuevos productos en función de la moda y el lujo, haciendo que los modelos anteriores no sean atractivos. La Obsolescencia Psicológica es común en la industria de la moda, y cada vez más, en los bienes de consumo
Obsolescencia tecnológica
Otra forma de obsolescencia programada es la actualización continua y rápida de productos como ordenadores, de entretenimiento, telefonía móvil y un largo etcétera. ysi...las compañías apostaran por fabricar cosas que aguanten carros y carretas? Todos tenemos en mente esa célebre bombilla de un parque de bomberos californiano que lleva la friolera de más de 110 años encendida. Todos hemos alucinado al ver de primera mano los movimientos alocados de la lavadora de tus abuelos, que ya cuenta sesenta primaveras. Y más mal que bien, continúa funcionando. Pocas compañías se atreven a ofrecer productos de gran durabilidad. Seguro que venderían más, pero si tu impresora lleva doce años funcionando a las mil maravillas, ten por seguro que no vas a querer comprar otra, salvo porque te ofrezca un serio adelanto tecnológico que sirva para mejorar sustancialmente sus condiciones.
Frente a una economía lineal como la imperante, que sigue el flujo de conseguir las materias primas--->fabricar--->vender--->tirar, la alternativa que cada vez gana más peso otra economía de carácter circular, en la que cambiamos ese “tirar” por un reciclar, reutilizar o sencillamente arreglar. Solo así contribuiremos a comprar productos cuya inutilidad no haya sido configurada, que puedan durarnos un buen saco de años y de ese modo no generar esas cantidades indecentes de residuos que poco a poco acaban con la habitabilidad de nuestro planeta.